Entendiendo la infertilidad
Se conoce como infertilidad la incapacidad para concebir o quedar embarazada, nos referimos, en este caso a los intentos frustrados de quedar embarazada tras mantener relaciones sexuales constantes, sin el uso de protección, durante un período de tiempo considerable, por lo general un año, sin lograrlo. El término involucra a los hombres que tienen dificultades para embarazar a una mujer y a las mujeres con dificultades para quedar embarazadas o llevar un embarazo a feliz término.
Existen dos tipos de infertilidad: primaria y secundaria. Cuando se trata de parejas que después de un mínimo de un año de relaciones sexuales, sin usar métodos anticonceptivos, no han podido quedar embarazadas, estamos haciendo referencia a la infertilidad primaria. Si, en cambio, se trata de parejas que previamente se han embarazado, aunque sea una vez, pero presenta imposibilidad para volver a hacerlo, se trata, entonces, de infertilidad secundaria. Como se aprecia, el principal síntoma de la infertilidad es la incapacidad de quedar embarazada.
La infertilidad puede deberse a diversos factores de carácter físico y emocional y están relacionados con problemas en el hombre, en la mujer o en ambos; es posible, sin embargo, que la causa obedezca a una combinación de factores, del hombre y de la mujer; o que la misma sea desconocida.
La infertilidad no está asociada, específicamente, a un género en especial. Tanto el hombre como la mujer tienen la posibilidad de presentar problemas de esta índole. La infertilidad masculina puede deberse a la disminución de la cantidad de espermatozoides, a la existencia de un bloqueo que impide que los éstos sean liberados o a que se presenten defectos en los mismos.
Dentro de las variadas causas de infertilidad masculina se reconocen los defectos congénitos, los tratamientos para el cáncer, como la quimioterapia y la radiación; la exposición a excesivo calor durante períodos prolongados; el tabaquismo, el abuso en el consumo de alcohol, marihuana o cocaína. Existen, además, patologías como el tumor hipofisiario benigno, al cual se le atribuye un alto nivel de prolactina en la sangre; la diabetes no controlada; el hipogonadismo, causante de los bajos niveles de la testosterona, hormona masculina.
Otras posibles causas son la impotencia, infecciones, la cicatrización asociada a infecciones de transmisión sexual (ITS), lesiones o cirugías; antecedentes de infección por paperas; la vasectomía o las falla en su reversión y la eyaculación retrógrada; del mismo modo, la presencia de toxinas en el medioambiente, la obesidad y el uso de algunos medicamentos como cimetidina, espironolactona y nitrofurantoina, no se descarta, tampoco, la edad avanzada.
En la mujer, la infertilidad se da en variadas circunstancias como, por ejemplo, la existencia de problemas en los ovarios con relación a la producción de óvulos saludables. Otro factor conocido es la imposibilidad de los óvulos de movilizarse desde el ovario hasta la matriz; de manera diversa puede suceder que el óvulo, una vez fecundado, no se fije al revestimiento del útero; por último, también es posible que luego de fijarse al útero, o revestimiento de la matriz, el óvulo fecundado no sobreviva.
Así como en el hombre, por ser muy variadas las causas de la infertilidad femenina, no siempre son fáciles de determinar, entre ellos mencionaremos los trastornos autoinmunitarios, como el síndrome antifosfolipídico (SAFL por sus siglas); los defectos congénitos que afectan al tracto reproductor; trastornos en la coagulación. También encontramos dentro de las causas enfermedades tales como la diabetes, el cáncer u otros tumores; crecimientos (como miomas o pólipos) en el útero y el cuello uterino, y la disfunción ovulatoria. Entre las muchas causas se señalan el uso de medicamentos como la quimioterapia y el alto consumo de alcohol; otras, sin embargo, están asociadas a trastornos alimentarios o a la desnutrición, y al ejercicio excesivo, en el mismo sentido se mencionan el sobrepeso y el peso por debajo del adecuado; igualmente, la edad avanzada es una causa posible de la infertilidad.
Otras causas que suelen ser responsables de la infertilidad femenina son los quistes ováricos y el síndrome de ovario poliquístico (SOP); la infección pélvica a causa de la cicatrización o inflamación de las trompas de Falopio; las cicatrizaciones, producto de cirugías abdominales previas, endometriosis o de enfermedades de transmisión sexual; la cirugía conocida como ligadura de trompas, o las fallas en su reversión; la enfermedad de la tiroides y el tabaquismo son, igualmente, consideradas posibles causas. Detengámonos en algunas de ellas.
Entre las causas más comunes se encuentran los trastornos de la ovulación, en estos casos la ovulación es poco frecuente o directamente nula debido a problemas con la regulación de las hormonas reproductivas o a problemas en los ovarios ocasionando trastornos de la ovulación. Otra afección es el daño en las trompas de Falopio o su obstrucción, que impiden que los espermatozoides lleguen al óvulo o que bloquean el paso del óvulo fecundado al útero. Se incluyen acá la enfermedad inflamatoria pélvica, infección del útero y de las trompas de Falopio causada por infecciones de trasmisión sexual y la cirugía previa en abdomen o pelvis, incluida la cirugía por embarazo ectópico.
Otra, de las causas conocidas es la endometriosis la cual se produce cuando el tejido, que normalmente crece en el útero, se implanta y crece en otros lugares; su extirpación quirúrgica puede causar cicatrices capaces de bloquear las trompas de Falopio impidiendo la unión entre el óvulo y los espermatozoides o afectar la implantación del óvulo fecundado.
Existen, de igual manera, otras causas uterinas, o del cuello del útero, que entorpecen la implantación del óvulo o aumentan el riesgo de un aborto espontáneo: Los pólipos o tumores benignos, comúnmente conocidos como fibromas o miomas los cuales, en ocasiones, bloquean las trompas de Falopio o, también es posible que interfieran con la implantación, lo que afecta la fertilidad. Una forma poco habitual del útero puede, así mismo, obstaculizar el embarazo u ocasionar su pérdida. En cada situación, se amerita el diagnóstico de un experto quien, además de individuar la causa, prescribirá el tratamiento preciso según sea la causa y la condición particular de cada paciente.
La etapa de mayor fertilidad en la mujer es la comprendida entre los 20 y los 25 años, y, aunque puede variar entre una y otra mujer, se considera que a partir de los 35 años inicia la disminución de probabilidades de embarazo, enfatizándose a partir de los cuarenta años. Es un hecho comprobado que posteriormente a los 35 años se produce un considerable aumento tanto de los problemas de infertilidad como de las tasas de abortos espontáneos.
En lo referente al momento oportuno para buscar ayuda se recomienda que las mujeres menores de 35 años deberían intentar embarazarse naturalmente durante un año, sin usar método alguno de anticoncepción. En mujeres de edad superior a 35 años este lapso se reduce a seis meses, solo después de los períodos señalados se recomienda la búsqueda de ayuda profesional, quienes, prescribirán exámenes físicos de la pareja. Existen variadas pruebas o baterías, pero, en general podrían incluir: análisis de la ovulación, histerosalpingografía (es una prueba de contraste), análisis de reserva ovárica y análisis hormonales varios.
No existe un tratamiento específico ya que este va a depender de la causa, la edad, las preferencias personales y a las condiciones del paciente. Básicamente se tratará de medicamentos que induzcan la ovulación, inseminación intrauterina y fecundación in vitro; medicación para tratar infecciones y trastornos de coagulación o que ayuden a la formación y liberación de óvulos de los ovarios. La educación sexual también es una opción, instruyendo a las parejas sobre el sostenimiento o incremento de relaciones sexuales en los días considerados de mayor probabilidad para la fecundación; sobre los hábitos de vida y alimentación saludables.
Los tratamientosestos pueden variar, desde intentar restaurar la fertilidad hasta propiciar el embarazo mediante el uso de avanzadas técnicas. Los medicamentos para promover la fertilidad son el principal tratamiento para las mujeres que son infértiles debido a trastornos de la ovulación, generalmente funcionan como las hormonas para desencadenar la ovulación o estimular un mejor óvulo, o un óvulo u óvulos adicionales. Existen varios procedimientos para intentar restaurar la fertilidad. La reproducción asistida, inseminación intrauterina, tecnología de reproducción asistida. Cualquiera que sea, el tratamiento involucra inversión de tiempo, económica, compromiso personal y emocional.
Aunque no es fácil detectar las causas de la infertilidad, cada día se hacen avances médicos y científicos en este campo que hacen más sencilla su detección, ya sea en el hombre o en la mujer. Existen, no obstante, tratamientos específicos según la causa de la infertilidad.
En cualquier circunstancia debes saber que en la mayoría de los casos la infertilidad es tratable y reversible, que existen equipos expertos dispuestos a asesorarte y múltiples posibilidades de técnicas y tratamientos para ayudarte a constituir tu familia, solo es importante que entiendas que es necesario que busques apoyo profesional, médico y emocional, especializado tanto para que seas diagnosticado como tratado.